La primera, contra el ánimo y la paciencia de los funcionarios que, una vez más, advierten con estupor la escasez de ideas de estos advenedizos dedicados profesionalmente a la política.
La segunda, contra la línea de flotación de nuestra dignidad y nuestro honor.
Dos nuevas noticias que deben ser difundidas por todos los rincones de esta atribulada, triste y decaída nación en la que se ha convertido nuestra España desde que llegaron los unos y los otros.
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